sábado, 17 de julio de 2010

Adelfas

Estás vacaciones han sido muy raras, y no en el sentido de viaje místico, han sido raras porque se han dado dificultosamente, como si los engranes del tiempo se atoraran cada vez que dan vuelta, se atascaran...El tiempo se exaspera, y yo tiemblo porque todo esto siga así....


Al principio de las vacaciones me enteré que había muerto mi maestra de filosofía en México, me caía bien, era chistosa, aunque tenía su carácter. Fue muy raro enterarme, la mujer se veía bien, todo parecía bien...bueno...a veces, odio decir que la última vez que la vi la vi pensativa, pero eso debería ser normal, estudió filosofía. No pormenizaré las circunstancias, sólo diré que siempre sí me afectó, me puso raro...

Es que parecía del tipo de gente que siempre habían estado, casi cual primer motor aristotélico, y que siempre estaría. Esa gente que no las crees vivas, en el sentido de que nunca te pones a pensar en su historia individual, su persona en toda su concreción, pero así son, individuos, como todos nosotros.



Antes de la muerte de ella, habían muerto, primero Bolívar Echeverría, ý después Carlos Monsiváis, al primero lo veía en la fac muy seguido, decíamos que se parecía al gran Flores Magón (por su look), el segundo me hizo darme cuenta que algunas personalidades no son sólo la imagen que demuestran, detrás de la personalidad está una persona que sufre el desgaste de las corrientes tan ásperas del tiempo.



La semana pasada me enteré de la muerte de un conocido de la secundaria, al cual le dediqué el in memoriam que aparece debajo de esta entrada. Así sólo reiteraré que cual Jacinto precioso que era, mientras iba en un camino, Apolo decidió llevárselo consigo, para no dejárnoslo ver más....



Esta segunda muerte cercana también me puso raro, ya más. Empecé a volver a mi vida ermitaña que había olvidado ya hace tiempo; a casi no hablar (ni yo solo) a menos que estuviera fuera con un amigo. Ahí siempre vuelvo a ser Clemente, pero es que la gente no se da cuenta que mis amistades me hacen sentir bien, son como una droga, apenas estoy con ellos todo lo malo se me olvida, y sólo quiero entretenerlos y reír, lo más que se pueda. Soy muy feliz cuando estoy entre amigos...mucho.

Es por eso que sólo la gente que se fija muy bien se da cuenta cuando yo no estoy del todo bien. Esa gente es especial.

Ayer fui a visitar a un nuevo amiguito, nació la semana pasada y es hijo de una buena amiga. Ella es muy linda y la quiero, y es el único niño de la vida que se me hace bonito...hasta ahora. vi a mis amigos para conocer al pequeñín y volví a ser yo, bueno, hasta que regresé a mi casa.

No estoy deprimido... O no sé...No creo, más bien creo que no me cae el veinte. Estoy que no me entero de lo que está pasando.

Anteayer me enteré del fallecimiento de otro amigo (creí que era una mentira). A éste lo había visto en su fac hace relativamente poco, y le había dicho que saldríamos, o el me dijo, ya no recuerdo, sólo recuerdo que yo iba muy distraído y el llegó a saludarme efusivamente. ¡Qué bueno! luego en Internet me preguntó algo sobre Nietzsche y yo le respondí, lo mejor que pude, pues vi que para él era importante. Ahora ya no está tampoco.... es increíble...

Uno por grado: uno en la secundaria, uno en la prepa, uno en la universidad, todos ellos eran algo, algo donaron, algo me llamaba de ellos, la una me mostró al Nigromante, el otro, creo que me gustaba, y al parecer muchísimo pues no puedo de dejar de pensar eso de una manera casi enferma, al último lo besé, y, además, éste decidió salir del clóset conmigo, así, espontáneamente, no le pregunté nada. Estaba con una amiga y nos dijo, sin más, además recuerdo la tremenda voracidad con la que comía,de todo quería...eso a veces me daba risa.

Es raro, todo es raro, la vida pasa, y me cansa, la vida es extraña, es la vida. Además yo sólo tenía mis propios idilios monológicos, soliloquianos porque seguía enamorado del niño de la pupila ahogada, y él era lindo, pero amaba (ama)a otra persona.... Sufría yo por esto y llegó la catrina con toda la aburrición del mundo a desperezarse y pasearse por su lujosa habitación. Llegó a su armario y sacó las etiquetas de nombres y empezólas a pegar una a una en las frentes de las calaveritas de azúcar que estaban en su habitación: el nombre de un conocido de Clemente aquí, el de una conocida acá, el de un amigo acuyá... y yo tan distraído de mi mismo que ya no atino más que a devorar letras con los ojos.

Ahora es lo único que hago: leo, muchísimo, no puedo hacer más. Haría más pero sé que escribo horrible.

Así, una vez más (desde la muerte de mi primo y todavía más lejana la de mis abuelos) llevó de adelfas el corazón opreso...de adelfas, las bellas flores del luto, de esas que hay afuera de la alberca. Llevo el corazón opreso de adelfas....y por ahora...nada más.



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